
POEMAS Y SONETOS DEL AUTOR
DIFAMACIONES POPULARES
- Con este poema apenado
- levanto mi voz llorosa,
- ante un pueblo noble y honrado,
- que la historia ha destacado
- por su ascendencia gloriosa.
- Levanto mi voz doliente
- con llanto conmovedor,
- para os pedir tiernamente,
- que valore vuestra mente
- a los demás, con amor.
- Llegué a ésta amada tierra
- de manos del tierno amor,
- con mi juventud despierta,
- buscando la feliz meta
- del trabajo y del amor.
- Años pasaron de luchas,
- por alcanzar mi derecho.
- Mis torturas fueron muchas,
- provocadas por injustas
- ignominias, en mi trecho.
- Los años fueron pasando,
- y con ellos fui curtiendo
- mi pecho. Fui fecundando
- este hogar que quiero tanto
- y a quién debo este momento.
- Di lo más grande que tengo
- a ésta tierra tan querida.
- Le di todo sin lamento,
- con amor y sentimiento,
- juntamente con mi vida.
- En mis versos puse ardor,
- predicando su hermosura,
- exaltando su valor
- y entrega plena de amor,
- a los demás, con ternura
- Y es que amarte mi Zamora,
- no es muy difícil de hacerlo;
- en tu magno pueblo aflora
- virtud que cualquiera adora
- y que estimula a quererlo.
- Muchos años anidado
- en tu regazo afectuoso,
- aprendí de tu pasado,
- preceptiva que me ha dado
- ventura en este momento.
- Amigos no pude hacer,
- aunque para ello luchara.
- Aun hoy, es molesto ver
- un extranjero cualquier,
- que a ésta tierra emigrara.
- El hombre no nace, se hace.
- Nací lejos de esta tierra,
- más deciros me complace,
- Que mi espíritu allá yace,
- y aquí, tengo mi vida yerta.
- Que el hombre llega al destino
- satisfecho y complacido,
- si en su vida hizo camino,
- caminando con el tino
- que honra el hombre comedido.
- Por gracia de Dios, he dado
- honor y gloria evidente,
- a mi Portugal amado
- en este país castigado
- por la envidia de la gente.
- Que si pecado es juzgar,
- sin ton ni son los humanos,
- mayor pecado es matar
- la armonía de un hogar,
- con la boca y no las manos.
- Luché por la subsistencia
- trabajando honradamente.
- En mi vida, la conciencia
- fue siempre la prominencia
- de mí espíritu y mi mente.
- Decidme, pueblo qué extirpas
- las ansias de mi existencia:
- ¿Qué te he hecho que me humillas
- con cuentos?, ¿Por qué amancillas
- mi nobleza y mi conciencia?.
- Si es porque soy extranjero,
- os diré que sois tiranos.
- Meditad, que es majadero
- vuestro juicio tan grosero,
- de quien son vuestros Hermanos.
- Si es porque soy indeseable,
- tendré que daros razones
- que muestren al respetable
- una vida detestable
- de malévolas acciones.
- Consciente soy desde cuna
- mi honra muy bien demostrada,
- que voceo con franqueza,
- que si poseo riqueza,
- la honradez es mi fortuna.
- Siempre fue mi pensamiento
- ser honrado y caballero,
- y aunque herido por el tiempo,
- mantengo ese sentimiento
- como mi guía y lucero.
- Dolor tengo por castigos
- infligidos con maldad:
- la ausencia de los amigos
- que pudieron ser testigos
- de mi honorabilidad.
- No vos pido compasión,
- tampoco vos pido amor;
- solamente la razón
- que di a mi corazón
- paz y su vejado honor.
- Si no merezco tal gloria,
- porque soy hombre de mal,
- que aquí, mi estancia irrisoria,
- muera ésta mi amarga historia,
- pensando en mi Portugal.
- Cuán triste es, de noble pueblo
- haber nacido tal gente,
- que da odio por consuelo
- persiguiendo sin desvelo,
- al inmigrante inocente.